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MARINA O EL MAR ROJO

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Yo te recuerdo, Marina, con tu pelo de choclo, tu cuerpo delgado y tu sonrisa de niña, cuando caminábamos juntos por el malecón que daba al mar. Y tú te detenías repentinamente a ver los periódicos del día y me decías: «Acompáñame al sindicato a repartir volantes», «vamos a la marcha por el Día del Trabajo» o «vamos al plantón frente al Congreso de la República». Y yo iba con mis peces, y mi comida para peces que llevaba en la mochila; ese era mi trabajo, mi ocupación en esos tiempos. Y yo no sabía nada de lo que ocurría a nuestro alrededor, nada de lo que era la política o la guerra. La maldita guerra.

Solo era un chiquillo que quería hacer algo y no sabía qué. A veces me quedaba hasta tarde con la guitarra y con mis canciones que no te gustaban. Quizás porque «sonaba alienado» o porque solo eran tres acordes básicos. Es lo que me habían enseñado los amigos subtes de mi barrio. Y yo no podía ofrecerte más, Marina. Nunca me alcanzó el talento para cantarte una «melodía elevada» o siquiera recitarte un poema al oído.

Recuerdo que en ese tiempo, estabas empecinada en llevarme a una de esas «escuelas populares», donde le enseñaban a gente como yo lo que era la realidad, y a quién había que combatir y derrotar para asegurar el triunfo del proletariado, y un montón de cosas más que apenas recuerdo. Pero tú sabes, Marina, que en el fondo lo único que yo quería era estar contigo, amarte a solas, y pensar en que tu felicidad era también mi felicidad.

Por eso hacía todas esas cosas que tú querías que haga y te seguía de cerca, porque cuando tú conspirabas y te brillaban los ojos, yo sabía que algo dentro de mí se encendía como una hoguera, y ya mismo quería abrazarte y sentir que tú eras yo, y que nadie podría separarnos. Y que así debería ser el proletariado; y el amor como un catecismo.

Y tú me decías: «Sebas, yo no puedo ser feliz si el pueblo es infeliz, y mis hermanos lloran por un pedazo de pan. Esto no va a cambiar si nosotros no hacemos algo para que cambie». Y así transcurrían nuestras vidas; pero yo te amaba locamente Marina. Nunca te pregunté por qué llevabas trapos rojos en tu bolso, ni por qué me dejabas afuera de tus «reuniones secretas». Y tú me decías: «Algún día entenderás todo el sacrificio que tenemos que hacer por los niños, los ancianos y las mujeres pobres de nuestro país».

Y yo seguía sin entender, y era porque en el fondo no quería aceptar ni comprender nada, y quería seguir mirando a un costado como hacían los demás jóvenes de mi generación. Y quizás por inercia, o porque lo necesitaba, ingresé a trabajar en la fábrica textil La Paloma y me convertí en obrero, y tú me felicitaste y me dijiste: «Ahora serás un hombre; Sebas, mi amante trabajador…mi futuro sindicalista».

Y por esas palabras me esforcé todo lo que pude. Me nombraron «planchador» y me quedaba ocho, diez, incluso doce horas al pie del caldero, suavizando las arrugas de camisas y pantalones que, como decías tú, yo nunca me pondría, ni ninguno de los que trabajaban ahí. Cuánta razón tenías, Marina. Y con mi primer sueldo, como para llevarte la contra, te compré una chompa incaica y un perfume de pachuli, y te invité a Chorrillos a pasear en bote una tarde en que empezó a caer la lluvia, pero aún así insistimos en hacernos a «la mar», «la mar, inmensa y bella», Marina, Marina, porque así lo decías tú, como si el mar fuera una mujer grande y generosa que menstruaba algas, peces, cometas, y estrellas. Una mujer que nos arrastraría a alguna felicidad posible o nos lavaría de nuestras tristezas; nuestras culpas o nuestro gran desdén, o mi desdén.

Sobre todo cuando me decías que no me podías presentar a tus jefes porque ellos no aprobarían nuestro amor; y me hablabas de «compartimentaje» (esa palabra rara que yo asociaba a «compartir»), y de cumplir «las reglas de oro» y de otras cosas más que a las justas percibía como algún tipo de peligro;   algo inminente que estaba por suceder, pero por qué tenía que ser esto así, Marina. Y qué podrían saber tus jefes de este amor que siempre fue más grande que yo mismo, y más grande que cualquier Manual del combatiente, ese librito que escondías con otra carátula y que siempre revisabas cuando pensabas que yo estaba distraído, o no me daba cuenta.

Y así estuvimos hasta que las cosas se pusieron difíciles. Las torres de alta tensión caían como naipes, los cochebombas explotaban en las embajadas, los asesinatos y los secuestros enloquecían a todo el mundo. Y la desesperación nos ponía contra la espada y la pared. Y así, un día, cuando te fui a buscar y todos los presentimientos, nubes negras y malos agüeros se juntaron en mi cabeza, ya no te encontré. Vivías sola, Marina, nadie me dio razón de ti. Toqué todas las puertas del edificio donde, según tú, te ocultabas. Grité, aullé como un lobo en la noche eterna y sorda hasta que amaneció, y nadie me dio ninguna referencia.

Para ellos, tus vecinos entrometidos y fisgones, solo eras un fantasma que aparecía y desaparecía, y compraba el pan y pagaba puntualmente la renta; y no habías hecho ninguna amistad, ni te interesaba que escudriñaran en tu vida. Hermetismo total, es lo que una vez me dijiste que te había aconsejado el «partido». Pero conmigo mostrabas «complacencia pequeñoburguesa» porque me veías como alguien inocente, un joven «desclasado», libre de «pecados» y de vicios capitalistas, casi como un ángel caído, es lo que siempre te imaginaste; pero siempre fue al revés.

Tú ayudabas a los ciegos a cruzar la pista, y te detenías cuando veías a un niño con una bolsa de Terokal, y lo llevabas a comer a cualquier restaurante. Así eras, Marina. Siempre preocupada por el mundo y haciendo cosas por el mundo. Pero el mundo no podía hacer nada por ti, ni por mí. Y me dijiste que si un día no te encontraba, lo que tenía que hacer era quemar todas tus cartas y tus dibujos, renunciar al trabajo e irme lejos; y que tú, de alguna forma, te comunicarías conmigo. «Protocolo», le llamaste a eso. Nunca entendí por qué tenía que ser así Marina; sin embargo, eso es lo que hice: armé una pira con todas las cositas que me regalaste, incluso unas pinturas y unas cerámicas que habías hecho con tus propias manos, y le prendí fuego a todo con mucha dificultad, porque las lágrimas no me dejaban encender los palitos de fósforo. Y también porque quería leer cada cosa por última vez y tenerlo en mi memoria, y apretarlo contra mi pecho para que nada se perdiera ni se volviera cenizas.

«Tienes que prometerme que te cuidarás, Sebas, y que harás al pie de la letra todo lo que te estoy pidiendo. Nada de negligencias pequeñoburguesas o libertinajes de viejo tipo». Y lo quemé todo, y lo pasé por el caño, con cuidado, como me dijiste; tal cual, Marina, hasta que no quedó nada, pero con ello no pude quemar ni borrar todos los recuerdos, ni este sentimiento que te tengo hasta ahora, como si esto viniera de otras vidas, como si esto fuera un rito que tenía que cumplir solo y sin ayuda de nadie. Porque como tú decías, Marina, aquí todos somos materia que algún día se acabará y se hará polvo; y solo tenemos una vida que tenemos que cuidar y no desperdiciar.

Y después, todo fue como volver a la época de los bárbaros; las bombas no dejaron de caer, y el ejército barrió con todos los muchachos que paraban en las calles. Cuerpos despedazados empezaron a aparecer por lugares remotos. Ninguno se salvó de la tragedia y la desesperación. Todos tenían algo, o a alguien por quien lamentarse. Yo mismo tuve que escapar, correr lejos, como tú dijiste; estudiar, aprender otras cosas, olvidarme de ti y de mí, «cuidar mi decoro personal», cambiar de apariencia y hacerme un «hombre de bien» o de lo que sea. Pero por dentro nada cambió, Marina. Hay algo que permanece y que forma parte de ti, y de mí. Y siempre seré el adolescente desaliñado que te acompañaba a hacer tus trabajos de campo, tu conspiración y «agitación y propaganda», porque así se llamaba, ¿no?, eso que hacías a escondidas y que, según tú, era muy peligroso; tanto que no sé a dónde fuiste a parar, o si estarás viva, o te enterraron en esas fosas comunes de las que nadie quiere decir nada, ni mucho menos destapar porque sería como un cuásar, un agujero negro que nos tragaría a todos. ¿Por qué, Marina? ¿Por qué?

O es que en verdad «la violencia es la partera de la historia» y ni tú ni yo pudimos salvarnos de todo esto sobre lo cual la gente se pregunta: quién lanzó la primera piedra, y cómo así empezó esta guerra y nos arrastró al matadero. Y quizás la única respuesta, como tú decías, es que era inevitable y, como una profecía, tenía que cumplirse pues eran «leyes de la dialéctica» y la «lucha de contrarios». Y qué difícil era entender todo esto, Marina.

Y sobre todo cuando hablabas de que las clases eran irreconciliables, y que la felicidad de unos dependía de que otros fueran infelices o, peor; la vida de unos dependía de que otros tuvieran que morir. Dime, Marina, cómo podía entender todo esto alguien que solo quería criar peces, tocar su guitarra y pasarla bien; tal y como siempre te comentaba cuando íbamos a alguna parte, o nos quedábamos mirando el horizonte arriba de uno de esos viejos edificios del centro de la ciudad; hasta que todo se hacía silencio y otra vez volvíamos sobre lo mismo, en eso que llamabas «lucha de dos líneas», y no sé qué diablos querías buscar con tantas teorías, pero yo solo sé que cuando hablabas, solo quería escucharte y seguirte la corriente. Y acompañarte de la mano a donde quisieras ir, así, sin preguntar y sin decirte no, Marina; porque yo solo quería verte sonreír, ver cómo peleabas contra los molinos y cómo podías vencer aunque solo fuera una fantasía.

Y así, poco a poco, me inventé una vida en la que me convertí en un hombre errante y solitario, Marina. Me compré una mochila enorme, tal y como te gustaba a ti, y me puse a buscar economía, de un lado a otro, haciendo trabajos esporádicos, pequeños cachuelos de perfil bajo para no llamar la atención ni ser objeto de represalias, siempre siguiendo tus consejos. Y viajé, Marina, viajé mucho por todos los lugares inimaginables de este «país de cartón piedra», como lo llamabas tú. Crucé desiertos con la boca seca y la cara cuarteada, caminé la sierra a pie descalzo, y llegué a la selva con el cuerpo reventado por heridas de abrojos e insectos que seguramente te hubieran asustado más que esas armas y material pirotécnico que sé perfectamente guardabas en algún lugar. Y así, Marina, llegué a lo más profundo de este país donde los ríos son como océanos, y donde el cielo es otro mar que te llueve en la cabeza. Y cuando yo creía que te había olvidado, siempre encontraba algún detalle que me devolvía a ti, que me hacía parte de ti y de tus cosas secretas que nunca me quisiste contar.

Así, me dejé crecer la barba y el pelo y hasta cambié mi partida de nacimiento y mis documentos acordándome de tus consejos y ese «nombre de masa» del cual hablabas en voz baja y que era, según tú, tan necesario para proteger a tus amigos, tus tovarichs, como les llamabas a escondidas. Y así me junté con otros «desclasados» como yo, sin rumbo, que no querían quedarse en ningún lado, ¿para qué, Marina? Si uno solo está de paso en esta vida. Y lo poco que tenemos se perderá indefectiblemente. Seguro tú Marina, los llamarías «renegados», «pequeños burgueses» o cualquier otro adjetivo que yo a las justas podría entender. Como esa vez que discutimos porque yo no aceptaba guardar las bolsas, cartapacios y demás cachivaches y bultos que te habían encargado tus jefes, y tú me llamaste «reaccionario»; y yo me eché a reír a carcajadas porque esa palabra no me parecía tan mala, y más bien me hacía recordar las peleas a puño limpio que tuve en el colegio, en las que cuando alguien iba perdiendo le decían: «Reacciona, imbécil, reacciona, no te dejes pegar». Y después de esto o cualquier diferencia que teníamos, solo nos quedaba amarnos, seguir siempre adelante o como tú decías, Marina: «A veces hay que retroceder dos pasos para avanzar uno».

Y yo sentía que nuestra relación no era de dos personas, sino de tres: tú, yo y el «partido», y te lo comentaba como un buscapique para que te pusieras quisquillosa y con ganas de seguir haciendo leña de mi persona, porque así, mientras más carbón me pusieras, más ardería y se inflamaría mi amor por ti. Y hasta me emocionaba que me llamaras la atención y que siempre me impusieras tareas y reglas que cumplir, y que sobre todo, si no las cumplía algo se podía venir abajo para aplastarnos como si fuéramos dos insectos sin ninguna posibilidad de evolucionar.

Pero había que seguir «bregando», decías tú; y yo otra vez estaba de «furgón de cola» y «convidado de piedra» en todas tus peroratas sobre la «coyuntura nacional» y yo te decía que la mejor forma de saber de este tema era ir al mercado y hacer las compras. Ahí cualquier curso de economía política   –ciencia burguesa, le decías tú, Marina–, no tendría razón de ser. Y tú replicabas diciendo que el «materialismo dialéctico» lo entendían más los pobres que los niños de bien. Pero había que insistir en la teoría, y yo no me negaba a nada, Marina. Solo quería estar en tus planes y, de una u otra forma, seguir en tus caminos. Alucinar que cruzábamos juntos un puente llamado «memoria» o una calle llamada «vida».

Y siempre quise estar a tu lado, Marina, y no sabes cuánto me emocionaba cuando andabas con secretos y tus anuncios de que se acercaba una campaña política, y que el partido había decidido «golpear» en la capital y que ya estaban logrando el «equilibrio estratégico» y que el «viejo Estado» tambaleaba y no sé cuántas cosas más que apenas recuerdo porque todo me parecía tan irreal que hasta me imaginaba una película de cowboys, o una tragicomedia, y tú llevando una bandera como el personaje ditirámbico de Chaplin en Tiempos modernos, y agitando a las masas hambrientas y en harapos que tarde o temprano desatarían una orgía de sangre con, o sin partido.

Pero yo no te decía nada, Marina, porque trataba de entender que ese era tu mundo y yo era algo así como un satélite que giraba y giraba y que, de alguna forma, quería llamar tu atención o escapar de lo inevitable, por eso te componía versos y te cantaba al oído y te llevaba a todos los acuarios que conocía para que supieras que también había otros mundos o submundos mejores que el nuestro y que hasta cerrando los ojos podíamos estar en otro lado y olvidarnos de todo este dolor que no te dejaba en paz.

Cómo no recordar esa vez que me llevaste a un cerro donde la gente hacía olla común, y recogía agua en baldes; todos ellos se identificaban como «compañeros» y formaban columnas como si fueran del ejército. Y yo refunfuñaba porque no sabía qué hacía yo ahí con esta gente que hablaba mitad en quechua y mitad en español. Y tú me codeaste y me dijiste en voz baja: «Claro, pues, son del ejército, el poderoso e invencible ejército del partido». Y no sabía qué decirte, porque a nadie se le hubiera ocurrido que un ejército solo contara con piedras, palos y hondas para enfrentar a otro ejército que sí tenía armas, tanques y cañones. Y esa fue la primera vez que me mostraste un tubo de fierro con un gancho y un percutor hecho por un hojalatero. Y yo me sorprendí, Marina, aunque tú lo tomaste como un susto, pero no por el arma, Marina, sino porque yo sabía que así nunca iban a ganar ninguna guerra. Y lo que tenían todos era solo entusiasmo y mucho fervor religioso; aunque tú decías que la religión era el «opio del pueblo» y que la metafísica solo servía para adormecer a las masas, y muchas otras cosas que ya no recuerdo.

Y así en medio de la oscuridad, prendieron una inmensa hoz y un martillo con unos tarros de brea y kerosene para que no se apagara por ningún motivo. Y un poco que nos calentamos mientras tus camaradas nos acercaban comida en unos cacharros desportillados y un café aguado e hirviendo en vasos de plástico que hasta parecían derretirse en nuestras manos. Y esa noche recién descubrí que a ti no te decían Marina, sino otro sobrenombre; otro seudónimo que guardaré para siempre en secreto. Y todo esto lo hacía por ti, Marina, aunque tú decías que ya debía foguearme y que de apoyo debería pasar a ser «militante».

Pero nuestros caminos solo estaban hechos para cruzarse. Y así, el día que menos esperaba, viajando a lomo de bestia por tierras ignotas, me encontré de lleno con el Mar Rojo, Marina. Ese mar que imaginamos juntos o que imaginaste tú sola, y dejé de respirar y caí rendido a estos recuerdos que me empezaron a morder y hacer heridas por todos lados. Y el Mar Rojo eran los millones de obreros y campesinos que bailaban en tus cabellos. Y las olas eran las voces de todos los caídos que clamaban por justicia y solo esperaban, como en el Éxodo de la Biblia, que el mar se abriera y los dejara pasar. Y sin más, Marina, emprendí el regreso. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Qué había sido de nuestras vidas? Nunca te comunicaste de ninguna forma, o nunca pudimos establecer contacto. Y hasta la guerra había terminado y solo los estudiosos (señores académicos y políticos interesados) les gustaba revivir todo esto para vender una versión falsificada y a gusto del cliente. Ahora solo se hablaba de que el país estaba en el camino del progreso y del desarrollo. Si hasta un Museo de la Memoria se había hecho para que nadie olvidara todo lo que ocurrió. Y la televisión repasaba, de vez en cuando, algunos hechos atroces en los que, según sé, tú no tuviste nada que ver. Y así lo creeré hasta el final, o hasta que alguien me pruebe lo contrario.

Pero tú me dijiste una vez que la historia se repite como tragedia, y luego como farsa. Y solo tenemos que pararnos fuerte para asumir de pie todo lo que nos toca. El «pasivo» y el «activo» de una vida que llevamos hasta las últimas consecuencias; tal y como tú lo estableciste. Y aquí estoy, Marina, consumiéndome lentamente en el humo y el tizne del olvido, haciendo esfuerzos para recordar cada palabra que me dijiste, cada cosa que hicimos juntos, cada detalle y momento que pasé contigo, pensando que algún día podríamos vivir nuestro sueño de ser felices en un mundo convertido en un paraíso, o un     Shangri-La. Así de crédulos y de ingenuos éramos los dos; pero tú siempre más que yo, Marina, tú siempre más.

Y vuelvo todos los años a esa esquina donde nos conocimos; ahí mismo donde yo escribí tu nombre y mi nombre sobre el cemento fresco de la vereda, y que nadie se ha atrevido a borrar. Yo con mis peces: mis goldfish, mis mollys, mis platys, mis «basureros», y tú con tu mar insondable, Marina, hermosa, diáfana, infinita. Marina luna, Marina sol, Marina galaxia. Yo con mi inocencia, y tú con tus locas e insólitas decisiones políticas, que ahora todo el mundo condena (¿por qué tenía que ser así y no de otra forma?).

Yo con mis vacíos, mi grandes temores, y tú con tu «dialéctica del amo y del esclavo», tus «teorías de la plusvalía», y tus dogmas donde nada nos podrá salvar, Marina, ahora que es tarde para mirar hacia atrás, o para verte aparecer con tu sonrisa de niña, tu coleta rubia, tus zapatillas viejas, tus banderolas y géneros carmesí para siempre en tu bolso, y en tu alma. Sobre todo, en este preciso momento, en que el policía me pone un revólver en la sien, y continúa interrogándome por ti, Marina, mi Marina, mi primer y único amor. Y el Mar Rojo no se abrirá, Marina. No se abrirá. Lo sé perfectamente. Y yo ya no tengo nada que decir. Solo despertar en una fosa común, coger tu mano, y desaparecer para siempre en la niebla de tu boca.

(Publicado en la revista impresa Lima Gris Nº 11)

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Rodolfo Ybarra. Ha estudiado matemática pura, física, electrónica y comunicaciones. Ha publicado una veintena de textos entre novelas, cuentos, poemarios y ensayos. Ha dirigido un programa de televisión de contracultura y política, y editado revistas y fanzines. Se expresa también vía el vídeo y la música. Desde el 2007 maneja el blog www.rodolfoybarra.blogspot.com.

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Defensoría del Pueblo defiende a periodistas que fueron apartados del Metropolitano cuando informaban las deficiencias de su servicio

La Defensoría del Pueblo expresó su preocupación por los casos de los periodistas de Latina que fueron hostilizados por los agentes de seguridad en su tarea de informar en las estaciones del Metropolitano.

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La Defensoría del Pueblo emitió un pronunciamiento mostrando su preocupación por la situación que atravesaron los periodistas de Latina al ser retirados en su labor de informar sobre el caos y las largas colas en diversas estaciones del Metropolitano.

La Defensoría recordó que el ejercicio de la labor periodística está garantizado en el derecho constitucional a la libertad de información de las personas, especialmente cuando se refiere a la calidad de la prestación de servicios públicos básicos como el transporte.

«Expresamos nuestra preocupación por recientes casos de transmisiones periodísticas en que se aprecia a personal de seguridad del @Metropolitano_L impedir que se informe sobre presencia de largas colas. Hace unos días ocurrió en estación Matellini y hoy en Los Incas», se lee en la publicación de X.

Asimismo, la Defensoría exhortó a la Autoridad del Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) a permitir que los medios de prensa puedan ejercer su labor con plena libertad, a fin de mantener informada a la ciudadanía sobre la prestación del servicio del Metropolitano.

La Defensoría mencionó el caso del reportero de Latina, Adolfo Bolívar, que fue retirado por la seguridad del Metropolitano en la estación Los Incas. Esto generó el rechazo de los usuarios, quienes alzaron su voz de protesta durante la transmisión en vivo.

Y días antes, la reportera María Elena Mamani narraba la embarazosa experiencia dentro del bus acompañada de una cámara en mano, pero fue interrumpida por un agente de seguridad de la estación Canaval y Moreyra y Matellini del Metropolitano, quien le increpó que no podía realizar grabaciones. Sin embargo, la periodista grabó el momento en el que el hombre de seguridad le pedía retirarse de la estación.

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César Acuña recomendó a Fiscalía acelerar investigación de congresista Magaly Ruiz: “porque no se puede mancillar los nombres de las personas”

Tras la denuncia de Fiscalía contra la congresista Magaly Ruiz, sindicada como ‘Mochasueldo’, el líder del partido APP, César Acuña advirtió que habrá ‘blindaje cero’; sin embargo, solo pidió a la parlamentaria que solicite licencia.

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Tras la noticia de que la Fiscalía obtuvo grabaciones que evidencian que la congresista de Alianza para el Progreso, Magaly Ruiz habría admitido los hechos de ser sindicada como ‘mochasueldo’ y luego de la denuncia constitucional que interpuso el Ministerio Púbico, como presunta autora de los delitos de concusión y colusión gravada en agravio de Estado, el gobernador regional de La Libertad, César Acuña Peralta, tuvo que pronunciarse y pidió a la congresista que solicite licencia al partido Alianza para el Progreso (APP).

César Acuña pide que no se mancille el nombre de las personas (sobre Magaly Ruiz)

Acuña Peralta dio declaraciones en una conferencia de prensa e indicó que la licencia que vaya a solicitar la parlamentaria de APP debe mantenerse vigente hasta que ella pueda “aclarar su situación legal”, puesto que de esa forma cuidará al partido que la llevó a convertirse en congresista.

“Ahora ya estoy como presidente del partido, creo que tengo la autoridad de pedirle que pida licencia, y a cualquier congresista lo ético, que deben pedir licencia hasta que aclaren su situación legal porque creo que eso significa cuidar al partido que lo llevó a ser congresista”, afirmó ante los medios.

Él dijo que habrá “blindaje cero” para todo aquel integrante de su partido que cometa un delito; sin embargo, recomendó a la Fiscalía y al Poder Judicial acelerar los procesos de investigación debido a que, según sus propias palabras, “no se puede mancillar los nombres de las personas”.

“Blindaje cero, pero sí recomendar a la Fiscalía y al Poder Judicial que aceleren lo más rápido porque no se puede mancillar los nombres de las personas”, sentenció el presidente de APP.

¿Acaso defiende a la mandataria de su partido?

Magaly Ruiz fue denunciada por el Ministerio Público

Hace dos días, la Fiscalía de la Nación, a través del Área de Enriquecimiento Ilícito y Denuncias Constitucionales, presentó una denuncia constitucional contra la congresista de Alianza para el Progreso (APP), Magaly Rosmery Ruiz Rodríguez, como presunta autora del delito de concusión, en concurso real con el delito de colusión agravada en agravio del Estado.

Fiscalía de la Nación, presentó denuncia constitucional contra congresista de APP, Magaly Rosmery Ruiz Rodríguez.

La congresista fue denunciada por el comunicador Carlos Marina Puscán debido a que le habría cobrado S/1,500 mensuales por trabajar en la Comisión Especial Multipartidaria de Protección a la Infancia que ella presidía. Según esta acusación, el encargado de hacer los cobros era el asesor principal de la congresista, Johnny Fabian Romero Nima.

Romero Nima, quien habría sido la persona en recibir el dinero de algunos trabajadores, también está siendo investigado por el presunto delito de concusión. Precisamente, Romero fue quien reveló que el fiscal Richard Rojas le pidió dinero en dólares y cargos en el Congreso para sus dos hermanos a la legisladora por archivar el caso.

“Él (Romero) nos pedía que el aporte sea en efectivo, no en cuenta bancaria. Se hacía en un sobre cerrado, en efectivo y en cuarto cerrado”, comentó en un programa dominical.

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Detienen a coronel Martin Gonzales alias ‘conejo’ por fuga de exministro Juan Silva y de sobrinos de Pedro Castillo

Martín Gonzáles Sánchez también fue viceministro del Interior en el mandato de Pedro Castillo y anteriormente, cuando fue jefe de la División de Búsqueda de la Digimin, el exjuez supremo involucrado en el caso ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’ César Hinostroza fugó del país.

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El 26 de abril en un nuevo operativo el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción en el Poder (Eficcop), detuvo al coronel en retiro Martín Gonzáles Sánchez, quien anteriormente se desempeñaba como jefe de la Unidad de Búsqueda de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin) de la PNP.

Gonzáles Sánchez, más conocido por el alias ‘Conejo’, fue detenido como parte de las investigaciones relacionadas con la fuga del exministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva y de los sobrinos del expresidente Pedro Castillo.

Según la tesis fiscal, Gonzáles Sánchez conformaría la presunta organización criminal que se habría enquistado en Palacio de Gobierno y que estaría «facilitando la obtención de ganancias ilícitas futuras, copando las instituciones públicas mediante la designación de altos directivos y funcionarios clave en puestos y cargos sensibles y de confianza, en despachos donde cuentan con gran manejo de presupuesto público».

Martín Gonzales Sánchez, ‘El Conejo’ fue retirado de la Digimin por sus cuestionamientos.

Es este nuevo operativo dirigido por el fiscal José Luis Quispe Changanaquí, se allanaron ocho inmuebles y se detuvieron a otras dos personas, junto a Gonzáles Sánchez:

El coronel PNP José Luis Alarcón Camacho.

El mayor PNP Martín Barco Rivadeneyra.

Los tres estarían involucrados en la fuga de Juan Silva, el extitular de la cartera de Transportes y uno de los protegidos del encarcelado expresidente Pedro Castillo, al que se le acusa de irregularidades en el caso Puente Tarata, por lo cual continúa prófugo de la justicia.

Gonzales Sánchez, (a) ‘Conejo’, también habría ayudado al exministro de Transportes y Comunicaciones, Juan Silva, ante la orden de prisión preventiva. Un aspirante a colaborador eficaz fue quien mencionó las implicancias que tendrían ambos coroneles en el caso. En este refiere que el sobrino del exmandatario influyó para que sea nombrado como director de la Digimin.

“[…] se expone las delaciones brindadas, respecto a los hechos vinculados a la influencia que tuvo Fray Vásquez Castillo, en la Designación de Martín Gonzales Sánchez, alias “Conejo” como director de Digimin, con la finalidad que este le brinde o filtre información relacionado a sus investigaciones o posibles detenciones”, se lee.

Gonzáles Sánchez, fue jefe de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (Digimin) en dos períodos cortos durante el Gobierno de Pedro Castillo.

Una semana y media después de haber dejado el cargo, el coronel PNP en retiro, fue designado como viceministro de Orden Interno del Ministerio del Interior en abril del 2022, durante el régimen de Pedro Castillo.

Cuando fue jefe de la División de Búsqueda (2013-2021) fugó del país el exjuez supremo César Hinostroza, involucrado en el caso ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’.

Cabe señalar que, desde el 2016, Gonzales Sánchez estuvo al frente de la División de Búsquedas (Divbus) y durante su jefatura en la citada división creó un grupo para realizar videovigilancias, seguimientos de investigados y de escuchas legales.

El 30 de diciembre del 2021, el coronel pasó al retiro por renovación de cuadros, junto a otros 19 agentes de la PNP (17 generales de armas y tres de servicios).

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Es oficial: Gobierno establece la creación de la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau [VIDEO]

Nueva área protegida se localiza frente a los departamentos de Piura y Tumbes, cubriendo una superficie total de 115,675.89 hectáreas.

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Luego de una larga espera el Gobierno aprobó el establecimiento de la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau, ubicado frente a las costas de Piura y Tumbes, un área protegida que conservará una muestra representativa de los ecosistemas marinos del norte del país con el fin de contribuir a la mitigación del cambio climático y la continuidad de los procesos ecológicos, y así promover el uso sostenible de los recursos naturales.

El anuncio fue hecho por el ministro del Ambiente, Juan Carlos Castro, tras la reunión que sostuvo el pasado miércoles el Consejo de Ministros: “Hemos dado un gran paso en la creación de esta área. Es un área que va a potenciar el turismo en las regiones de Piura y Tumbes. Es un área que va a brindar seguridad alimentaria y el respeto a la cultura. Es un área que además cumple con los compromisos ambientales que el Perú se ha comprometido a nivel de los órganos de las Naciones Unidas”.

Castro Vargas también resaltó que esta nueva área protegida “es el clamor y pedido de muchas organizaciones de pescadores y gremios de turismo que miran en un área protegida una oportunidad para el desarrollo”. Asimismo, agregó que con esta decisión, el Ejecutivo demuestra que un área natural protegida (ANP) “sí puede ser compatible con actividades económicas”.

Fuente: El Peruano.

La Reserva Nacional Mar Tropical de Grau, de 115 675.89 hectáreas (0.14% del mar peruano), abarca cuatro sectores: Isla Foca, Cabo Blanco – El Ñuro, Arrecifes de Punta Sal y Banco de Máncora, ubicados frente a las costas de Piura y Tumbes.

Según el propio Ministerio del Ambiente (Minam), en este lugar habita el 70 % de especies marinas del país. Además, alberga 12 de los 30 tipos de cetáceos que existen en Perú, y es hábitat de especies amenazadas como las tortugas marinas. En dicha zona, además, se alimenta el 60 % de recursos marinos que se destinan para el consumo humano directo.

Además de promover la conservación de los recursos hidrobiológicos, esta ANP beneficiará a la pesca artesanal, además promoverá aún más el turismo que ya existe en la zona y será un espacio ideal para el desarrollo de la investigación científica.

fuente: rpp.

Perupetro se opuso a creación de reserva natural

La creación de Mar Tropical de Grau fue posible pese a que, en noviembre de 2023, se conoció que la empresa Perúpetro expresó su posición en contra que fue manifestada a través de un informe avalado por el Ministerio de Energía y Minas (Minem).

En dicho informe, la empresa estatal consideró que la creación de esta área protegida “resultará contraproducente para las actividades de hidrocarburos” y desde un punto de vista legal “no resulta viable” por superponerse con lotes petroleros.

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Línea 2 del Metro está estancada porque Rafael López Aliaga retrasa permisos para obras de Estación Central

A pesar que el alcalde de Lima López Aliaga se comprometió a facilitar los permisos para la construcción de la obra de la Línea 2 del Metro; la Municipalidad de Lima habría solicitado constantes peticiones de información adicional para dilatar el proceso en la Estación Central.

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Los avances prometidos no se han cumplido y el proyecto ha quedado estancado en un estado de incertidumbre, desde el mes de enero de este año, luego de un acuerdo para empezar la construcción de la Estación Central de la Línea 2 del Metro de Lima,

El alcalde de Lima Metropolitana, Rafael López Aliaga se comprometió para facilitar los permisos correspondientes en la construcción del proyecto; sin embargo, hasta la fecha, existe un estancamiento total en los avances de la obra.

Hace más de tres meses, López Aliaga, explicó, en una conferencia de prensa, las razones por las que se oponía a entregar la autorización para la construcción de la Estación Central de la Línea 2 del Metro de Lima. El popular Porky advirtió que la construcción de dicha obra ocasionaría un caos general entre los ciudadanos capitalinos.

Sin embargo,el 16 de enero, tras reunirse con el ministro de Transportes, Raúl Pérez-Reyes, y el entonces jefe de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), José Aguilar, López Aliaga se comprometió a facilitar las autorizaciones necesarias para iniciar las obras; pero los permisos aún no se han otorgado, a pesar que el concesionario de la Línea 2 cumplió con presentar formalmente las solicitudes de ley.

Con respecto al proyecto de la Estación Central, el concesionario de la Línea 2 habría intentado obtener la aprobación de la comuna metropolitana para sus desvíos en la construcción, pero encontró obstáculos burocráticos.

La MML ha generado retrasos por peticiones burocráticas

La Municipalidad Metropolitana de Lima habría solicitado diversas peticiones de información adicional, prolongando de esa manera el proceso, señalan fuentes del Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran).  

Pese al estancamiento, se ha tratado de minimizar las interrupciones, incluso, la reducción del tiempo estimado de construcción, de 24, a 13 meses, así como mantener los carriles abiertos al tránsito en la avenida Garcilaso de la Vega, según afirmaciones de la nueva presidenta de la ATU, Marybel Vidal Matos.

Con la tuneladora Delia en la estación Plaza Manco Cápac, y cuya llegada a la Estación Central sería en junio, el ministerio pretende evitar demoras.

“Ahora se trabaja para que la tuneladora pase de frente hasta la estación Plaza Bolognesi, sin que esté construida la Estación Central, pero para eso se necesita de una adenda al contrato de concesión, en el que, además, el Estado debe pagarle un monto adicional a la concesionaria”, argumentó el ingeniero Miguel González, vocero de Ositran, para dicho medio.

El plan de trabajo propuesto, incluye la modificación del proyecto original a través de una adenda, lo que permitirá que la tuneladora avance a un ritmo de 20 metros por día, al operar las 24 horas del día, todos los días. La Línea 2 del Metro, tendrá 35 estaciones y han proyectado que esté lista para el año 2028.

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Iglesia Católica mostró su rechazo a primera eutanasia realizada en el Perú

A través de un comunicado, Conferencia Episcopal mencionó que la eutanasia “siempre será el camino equivocado”, en relación al caso de Ana Estrada.

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Defensores de la vida. El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) expresó su rechazo hacia la aplicación de la eutanasia a Ana Estrada, la primera ciudadana en Perú en acceder a este procedimiento.

Los obispos de Perú, a través del CEP, han calificado de vulneración el “derecho inalienable a la vida”, subrayando que no existe justificación para terminar con la vida de una persona, independientemente de las circunstancias.

La Conferencia Episcopal, apoyándose en la reciente declaración Dignitas infinita del Vaticano, ha recordado la importancia de respetar la dignidad humana en todas sus etapas, incluso en los momentos más difíciles por enfermedad o condiciones degenerativas. Se ha enfatizado que la vida, como regalo divino, debe ser custodiada y no interrumpida de manera artificial. Además, se hace un eco de las palabras del Papa Francisco, quien ha calificado tanto la eutanasia como el suicidio asistido como “una derrota para todos”.

En este contexto, la iglesia peruana invita a una reflexión sobre la esperanza y la fe, incluso frente a situaciones complejas como la que enfrentó Estrada, recordando la creencia en la resurrección y la vida eterna.

Por otro lado, el Padre Augusto Meloni Navarro, sacerdote y médico con experiencia en la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha destacado la importancia de los cuidados paliativos y llamado a la oración por el alma de Estrada.

Ana Estrada, la primera peruana en recibir la eutanasia

El pasado domingo 21 de abril de 2024, Ana Estrada, psicóloga y activista por los derechos de una vida plena, ejerció su derecho a una muerte digna a los 47 años y accedió al procedimiento médico de eutanasia, informó a través de un comunicado la abogada de la paciente, Josefina Miró. “Ana murió en sus propios términos, conforme a su idea de dignidad y en pleno control de su autonomía hasta el final”.

Ana Estrada luchó durante largos años para conseguir una “muerte digna”. Foto: revista Somos.

Cabe recordar que la Corte Superior de Justicia de Lima concedió a Ana Estrada, quién padecía una enfermedad que le dificultaba respirar y deglutir, el derecho a acceder a la eutanasia, marcando un precedente histórico en Perú.

En febrero de 2021, la decisión judicial eximió de culpa penal a los profesionales de salud que asistan en su procedimiento médico, una medida que luego sería confirmada por la Corte Suprema en julio de 2022.

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Poder Judicial: Audiencia de impedimento de salida del país para Patricia Benavides será el 29 de abril

El pedido del órgano fiscal, se sustenta en el ‘peligro procesal’ por la probable pertenencia de Patricia Benavides a la organización criminal presuntamente enquistada en el Ministerio Público.

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Tras el pedido de la Fiscalía Suprema de impedimento de salida del país de Patricia Benavides, el Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria programó para el próximo lunes 29 de abril, a las 11:00 a. m. la audiencia de requerimiento de impedimento de salida del país por 36 meses para la exfiscal de la Nación, Patricia Benavides.

El pedido del órgano fiscal realizado el martes 23 de abril, se sustenta en el ‘peligro procesal’ por la probable pertenencia de Patricia Benavides a la organización criminal presuntamente enquistada en el Ministerio Público.

Mediante su cuenta X, el Poder Judicial resaltó que: “la Fiscalía Suprema especializada en delitos cometidos por funcionarios públicos solicitó se imponga esta medida contra Benavides Vargas, investigada por el presunto delito de organización criminal”.

Este requerimiento de impedimento de salida del país contra Benavides Vargas fue presentado el mismo día de que el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción en el Poder (Eficcop) del Ministerio Público detuviera preliminarmente a siete personas entre ellos, los exasesores y allegados de Patricia Benavides: Miguel Girao, Abel Hurtado, José Castillo, Mirtha González, Giancarlo Valer, Jorge Palomino y el exagente de la Diviac, Jorge Rodríguez Menacho. Y allanara un total de 21 inmuebles en el denominado operativo ‘Valkiria XI’, por la investigación contra la presunta organización criminal que lideraría la fiscal suspendida.

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Periodista denuncia a ministra de Comercio Exterior Elizabeth Galdo por agresión [VIDEO] 

Durante una cobertura en Cusco, el periodista Néstor Larico se acercó a la titular del portafolio y le preguntó: ¿Y por qué acepta usted el cargo de ministra de Turismo? inmediatamente Elizabeth Galdo le quitó el micrófono y le respondió: “con mucho orgullo”, y luego lo arrojó al suelo.

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Tras los hechos ocurridos el martes 23 de abril, en los exteriores de la sede del Gobierno Regional de Cusco, en el cual, la ministra de Comercio exterior Elizabeth Galdo Marín le arrebató el micrófono al periodista Néstor Larico para responderle y luego tirarlo al suelo; el hombre de prensa, la denunció ante la comisaria PNP de Wanchaq, por agresión.

En la denuncia verbal, según el acta N° 381, interpuesta por el periodista Néstor Larico Ayamamani de 39 años, en la tipificación, se indica administración pública (delito) por el hecho ocurridos el martes 23 de abril a las 10.00 am. en Cusco, Wanchaq, local del Gobierno Regional de Cusco y cuya denunciada es Elizabeth Galdo Marín, de profesión abogada.

Denuncia policial presentada por periodista ante la comisaria de Wanchaq en Cusco.

En una parte del contenido de la denuncia se lee:

“Acta de recepción de denuncia verbal en el distrito de Wanchaq-Cusco, siendo las 16:45 horas del día 23 de abril del 2024, en la oficina de la sección de Investigación Criminal de la comisaria PNP Wanchaq, se hizo presente ante el instructor, la persona Néstor Larico Ayamamani (39) San Román-Juliaca-Puno, periodista independiente, colaborador de medios de comunicación ‘Nueva Tv Nacional’, redes sociales…”  

Periodista Néstor Larico saliendo de la comisaria de Wanchaq, tras presentar la denuncia.

Asimismo, el periodista denunciante, hizo entrega al departamento de investigación criminal de la comisaria PNP de Wanchaq, de un material fílmico contenido en un CD-DVD, que registra las imágenes y el audio durante el hecho del día 23 de abril, como evidencia y/o medio probatorio del accionar de la titular de Comercio Exterior.

Sobre manila presentado a la PNP conteniendo un DVD de material fílmico que evidencia el hecho.

¿Cómo fue el incidente donde la ministra Galdo perdió el control ante la prensa?

La ministra de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) Elizabeth Galdo Marín durante su visita a Cusco, el martes 23 de abril protagonizó una confrontación bochornosa con periodistas de la prensa local que le hacían preguntas sobre la presidenta Dina Boluarte y sobre la cuestionada contratación de la empresa Joinnus en dicha región.

La ministra Galdo Marín se encontraba desplazándose dentro de las instalaciones del Gobierno Regional de Cusco y participó de una reunión con la Asamblea Nacional de Gobernadores Regionales y el Gobierno Regional de Cusco, para tratar temas referentes a la preocupante situación política del país.

En la cobertura informativa, durante un corto desplazamiento a pie entre la gente de prensa y la titular de Comercio Exterior, el periodista Néstor Larico se acercó a la ministra para realizarle preguntas, entre las que mencionó: ¿Y por qué acepta usted el cargo de ministra de Turismo? sin embargo, la ministra de forma inexplicable le quitó el micrófono al periodista de ‘Nueva Tv Nacional’, y le respondió: “con mucho orgullo”, mientras el hombre de prensa decía: “me está quitando el micro” y luego ella lo arrojó al suelo.

Ministra Elizabeth Galdo perdió el control y agredió a periodista en Cusco.

La Asociación Nacional de Periodistas del Perú rechaza la conducta de la ministra Galdo

La Asociación Nacional de Periodistas del Perú – ANP, a través de su red social expresó su rechazo a la reacción hostil de la ministra Elizabeth Galdo Marín hacia el periodista Néstor Larico Ayamamani, quien cumplía su trabajo de hacer preguntas a una alta funcionaria del Estado.

En su pronunciamiento se lee: “Ese nivel de intolerancia es impropio de quien ejerce función pública y está sujeta al escrutinio ciudadano”.

VIDEO.

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