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Chacalón / EL GORRIÓN QUE BAJÓ DE LOS CERROS

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Chacalón ya no canta pero su voz además de seguir perpetuando un estilo para los provincianos de la Lima, informal y achichada, hoy habita en los fastos de los prodigios y hasta le quieren construir un parque. Hace milagro también, dicen, si le rezas con fervor. «Chacalón» fue el artista que vivió en el magma de la pobreza más cruel y hoy sigue siendo un paradigma de los desterrados, que a más de una década de su muerte hoy lo consideran un santo y ocupa la versión masculina de otro personaje venerado por los humildes, los ladrones y las prostitutas, Sarita Colonia.

Tibio todavía, entre visiones difusas y el olor al alcanfor final, Chacalón había distinguido aún las facciones de Dora Puente, su esposa, pero apenas alcanzaba a descifrar lo que entre gemidos ella le decía. En el breve espacio de la sala de la Unidad de Cuidados Intensivos de la clínica Javier Prado, Lorenzo Palacios Quispe, «Chacalón», recién tuvo la certeza de que se moría y ya casi embalsamado en los atonales himnos de ronquidos quiso pedir agua, aire, por favor, un poco más de vida. Era la media tarde de un 26 de junio de 1994, e injusto el silencio absoluto de pronto lo dominó y la parca se encargó de entonarle su punto final.

A Lorenzo Palacios Quispe lo siguen llamando «Chacalón» como si estuviese vivo. Para sus devotos, aquello de que el hombre está muerto son pamplinas. Su leyenda ahora tiene de mito religioso. “El Faraón” – así el decían los locutores–  de la cumbia peruana que dejó este mundo físico cuando había cumplido 44 años, vive a regañadientes en los páramos del cementerio El Ángel en los viejo Barrios Altos limeños.

Ese día había muerto «El Faraón de la cumbia peruana», el ser de la alegoría del provinciano en Lima, su emblema y paradigma; pero desde aquella vez, su linaje había procreado al mito, al personaje que devino en predestinado santo, en un ídolo de contraseñas, en un virtuoso venerable. Su vida misma le había inventado la leyenda y esta tenía sus consignas. Que fue alcohólico, que vivía de las mujeres, que era lo que dicen un «achorado» de marca mayor, y él apenas era el artista popular que cantaba junto a los cerros que estrangulan la capital para sobrevivir fotografiado a las angustias familiares sin etiqueta.

Tenía 44 años cuando lo enterraron. Y esa despedida fue memorable incluso sobre las cicatrices que dejan el barrio y sus albañales. Qué de multitud no llegó hasta el camposanto, qué de rituales bajopoblanos no se exhibieron aquel atardecer. Su pueblo, embriagado por el dolor contenido, no halló mejor oportunidad para que ahí, en el cementerio El Ángel, cuartel Santa Glicenia 33-B, se cortara los brazos y garabateara sus tatuajes. Y el ataúd, lanzado por el gentío, estrujado por el amor a navajazos que transportaba como un Cristo y a duras penas al ídolo muerto de un paro cardiaco y más muerto todavía de vida desmesurada se marchaba para siempre. El parte médico hablaba de un coma diabético y de una sangrante úlcera gástrica y hasta de un virus inclasificable en ese momento. Luego se sabría que «Chacalón» había fallecido de rabia, pena y añoranzas.

 Una voz contra las miserias

Para aquellos que lo conocimos, «Chacalón» fue ese ser necesario para el imaginario del pobre y el desarraigado sin horizontes. Y daba la talla porque cantando resolvía como una válvula de escape la frustración nacional de los peruanos marginales, aquellos que todavía habitan en la bienaventuranza de lo prodigioso, esos que horadan las márgenes de la informalidad. Por eso construyó su propia estampa para enarbolar las insignias de una cultura ilustrada en la hibridez: la cultura chicha. Expresión celebrada del provinciano conquistado por la megalópolis limeña y que resignan su sino al nudo o trenza capitalino que los atrapa y los mimetiza con la magia miserable de la sobrevivencia a tal punto que son muy pocos aquellos que retornan a sus pueblos. Peruanos de fronteras adentro, cultura del interregno y pesadumbres, costumbres del tráfago de la postración.

Su madre, doña Olimpia Quispe, había llegado a Lima desde Huamanga en el invierno de 1942 y aún adolescente se empleó como sirvienta en el barrio de Santa Beatriz. Dicen que sus paisanos le anunciaron a los gritos que tenía muy buena voz, y era cierto porque la joven Olimpia poseía un timbre que le hacía cantar los huaynos de su tierra aternurados entre sus llantos tutelares y las melancolías que canonizaban el aroma a las retamas. Un domingo debutó en el Coliseo Nacional de la avenida Bolívar en La Victoria, y Luis Pizarro Cerrón, el empresario avieso, la bautizó con el nombre de “La Huaytita”. Así quedó, así, jovencita y todavía extraviada, así se fue ganando la vida, «sola, siempre sola…» como cantaba la Flor Pucarina, en un mercado donde los hombres imponían el rigor del trago y la violencia despótica del macho.

En ese ambiente doña Olimpia conocería a Lorenzo Palacios Huaypacusi, huancaíno y cargador de La Parada. La música, el zapateo y las cervecitas hicieron lo demás. De aquel breve amor embriagado nacería Lorenzo Palacios Quispe, esa criatura que cuando vio la luz del mundo, sin embargo, no tuvo la suerte de conocer al hombre que doña Olimpia le dijo que era su padre. Luego le sucedieron otros hermanos y aún cuando niño fue conociendo a otros tantos padrastros. La mamá ahora vendía anticuchos y habitaban en un atropellado cuarto de un callejón del cerro San Cosme. El niño Lorenzo jamás se dio cuenta cómo un hombre de carácter férreo, Silverio Escalante, de pronto fue el tipo extraño a quien él debía decirle «papá» y así creció, entre las carencias y las broncas, los rostros extraños y los excesos de los mendrugos.

 En la geografía de la pobreza

Entre los cerros San Cosme, San Pedro, El Pino y El Agustino existe el lugar sin dueño, la zona más violenta de los extramuros limeños. La gente es hosca y sin escrúpulos. Campea la delincuencia, las drogas y la prostitución. En los albores de los años cincuenta, como bien refiere José Matos Mar [1], la presencia de los provincianos en Lima alcanza proporciones demográficas inconmensurables. La Carretera Central, la principal vía que comunica a la capital con los pueblos de los Andes centrales, desemboca precisamente en ese cuadrante de la marginalidad. Hasta ahí llegaron esos peruanos desalojados de sus querencias y fueron a dar a las cumbres de la miseria desde donde se puede ver el mar. Invadiendo los cerros, se fueron haciendo al principio de casas de esteras en un aglutinamiento urbanístico sin orden ni concierto. Ahí creció Lorenzo Palacios Quispe.

Entre Manzanilla y el jirón Sebastián Barranca la vida no vale nada. Aquí las prostitutas y sus cafichos, más allá los borrachos bebiéndose la existencia alcohólica y sus últimos suspiros metílicos. Ahí, el Lorenzo niño tenía que sobrevivir ahora robando frutas de los camiones, ahora de «campana», ahora de aguatero de burdel y lo sabían, y quisieron corregirlo a correazos y dicen que se arrepintió. Y entonces desde los 7 años tuvo que trabajar de lustrabotas, de ambulante, de ayudante de cocina y hasta fue ‘pájaro frutero’ [2]. En la casa, los hermanos seguían llegando así como cuanto extraño se aparecía por el callejón.

Según me confesó en la entrevista que le hiciera en una tarde de julio de 1989 [3], él nunca supo con certeza cuántos hermanos fueron porque era tal la promiscuidad en la familia que Lorenzo no supo diferenciar quién era su pariente, quiénes sus tíos, quiénes sus primos. Cuando estuvo en edad escolar lo matricularon en un colegio fiscal de la avenida San Pablo. Lorenzo tenía habilidad para cualquier cosa menos para los libros. Su padrastro –contaba «Chacalón»– lo encontró una vez jugando fútbol en vez de estar en clases. Esa noche lo flagelaron. Lorenzo no lloraba pero le dijo al padrastro que prefería el trabajo a los cuadernos y desde aquella vez lo emplearon en un taller de zapatería. No obstante, un rencor inconfesable lo había marcado para siempre y su destino le había cancelado su inocencia. Ese invierno sin abrigo le cambió la vida y se hizo hombre sin recargos.

El artista de los necesitados

Lorenzo ya había cumplido los 15 años y entre otras cosas había aprendido también la técnica fina en la elaboración de zapatos para damas. Fue así que me contó en aquella conversación en su casa y entre vasos de cerveza y aguardiente cómo se inició en el canto: «Una tarde en el campo del colegio Labarthe, allá por la avenida México, en un festival musical deportivo, yo estaba jugando fútbol. Era un campeonato relámpago y yo era arquero del club Juventud Chacapampa. Mis compañeros, mis patas, que sabían que yo cantaba en las cantinas, me animaron a subir al escenario porque había un pequeño concurso para principiantes. Subí al estrado que estaba detrás del arco y donde un rato antes habían cantado mis ídolos del folclore. Era domingo y recuerdo clarito, ahí estaba Picaflor de los Andes, Flor Pucarina, Princesita de Yungay y otras estrellas del huayno. Yo estaba picado, ya nos habíamos tomado casi dos cajas de cerveza, pero no desentoné y me aplaudieron y de futbolista pasé a ser cantante profesional. Como nosotros éramos pobres y misios, al menos esa noche llevé alguito para la comida, para la olla de la casa».

La música folclórica, a partir de los años 60 había encontrado un amplio nicho tanto en la radio como en los discos. «Picaflor de los Andes» era un ídolo de multitudes y llenaba cuanto festejo o fiesta se realizaba en los coliseos [4]. Ya en esos años, otro artista andino, «El Jilguero del Huascarán», era quien más discos vendía en el país. Pero el Perú estaba invadido por los ritmos tropicales, la Sonora Matancera y las cumbias de Tulio Enrique León. Así, producto de esa influencia, en 1965 aparece un grupo nacional distinto: Los Pacharacos de Fredy Centi, quienes ‘tropicalizaban’ los huaynos que tenía origen en el valle del Mantaro. La mezcla sonaba rara pero enganchaba con los públicos migrantes. Luego irrumpen dos bandas típicas de esa misma zona de la sierra peruana: Los Demonios del Corocochay y Los Demonios del Mantaro. Estos últimos imponen el tema «La Chichera». Para muchos estudiosos del fenómeno ‘chicha’, este es el momento en que se gesta el género y que abriría las puertas a una transformación en los gustos y las modas y que traspuso el umbral de lo puramente musical para convertirse en un hito sociocultural en el Perú [5].

 El laberinto de la «choledad»

Pero en aquel tiempo Lima se sofisticaba –como afirma el sociólogo Eduardo Arroyo– siguiendo las pautas del american way of life. En la capital aparecen discotecas, supermarkets, snack bars, fuentes de soda. Surgen a imagen y semejanza de los mall americanos tiendas como Sears Roebuck y grandes almacenes por departamentos, y hasta se pone de moda un deporte: el bowling. El país y la capital pasan de aristócratas a plebeyos. Simultáneamente, la cultura criolla se torna agresiva y aparece un término para denominarla con propiedad: «Lima se achora» [6].

En esa Lima de contrastes y transfiguraciones, Lorenzo Palacios ya está convertido en un maestro en el taller de zapatería donde se hace de un amigo entrañable, Mauro Puente. Con él asisten a cuanta fiesta hay en el barrio y acompañan a sus ídolos –en aquel tiempo ya estaba de moda el grupo Los Destellos del guitarrista Enrique Delgado– hasta las fiestas más lejanas de Comas y San Martín de Porres. Son, pues, Los Destellos los precursores de la cumbia peruana, híbrido musical que al fusionarse con los aires andinos cuaja perfectamente a tal punto de quitarle popularidad al huayno y al huaylash que, como géneros masivos, integraba a la mayor cantidad de provincianos serranos de la capital. Mauro Puente tenía una hermana, Dora, y ella también los acompañaba con sus amigas a aquellos bailes donde la gente bebía hasta perder el conocimiento. Lorenzo Palacios, una noche de esas, no pudo más contra los arrebatos de su corazón y tuvo que confesarlo. Estaba enamorado de Dora, y de la declaración de amor, su matrimonio civil y el nacimiento de su primer hijo, el mismo «Chacalón» cuenta que él mismo no sabe qué tiempo pasó y apenas le pareció un instante.

Era el tiempo de la insurgencia de otros grupos como «Los Diablos Rojos» de Marino Valencia, «Manzanita y su conjunto», «Pedro Miguel y sus Maracaibos». Desde la selva llegaba «Juaneco y su Combo» y «Los Mirlos», dos conjuntos que llegaban con las mismas ganas de conquistar la capital. Luego aparecerían «Los Ecos» de Edilberto Cuestas y el Grupo Celeste de Víctor Casahuamán. Es con el «Grupo Celeste» que Lorenzo Palacios debutaría en una fiesta tropical en el local «Mi Huaros Querido» de San Luis. En este conjunto cantaba «Chacal», el hermano de Lorenzo, pero esa noche no llegó. Así, cuentan que el director, Víctor Casahuamán, observó que ahí se encontraba Lorenzo tomándose unas cervezas con sus amigos, lo llamó a un apartado y le propuso que cantara en lugar de su hermano. Lorenzo cantó y no desentonó pero aún no tenía nombre artístico. Terminado el espectáculo le dijo al director, casi en secreto: «Si mi hermano es Chacal, entonces yo seré Chacalón».

Muchos investigadores del fenómeno «chichero» afirman que con «Chacalón» se inicia la verdadera «chicha», la ortodoxa y genuina. Es decir, como afirma Wilfredo Hurtado Suárez [7], que la «Chicha» es el primer producto cultural que genera la migración y que perfilan los avatares de la asimilación de los provincianos a los desafíos de la gran ciudad. «Chacalón» así, es el paradigma. Sin duda, los éxitos de sus temas [los de corte romántico, los del recuerdo al terruño, los del despechado y los del «achorado»] se expandieron en el ámbito nacional homogenizando amplios sectores urbanos y rurales. «Chacalón», no obstante, coexiste al mismo tiempo y es popular sin desplazar radicalmente las múltiples expresiones andinas más antiguas y las nuevas representaciones del folclore tanto así que hoy, casi una década después de su desaparición, en programas radiales, clubes provincianos, campos deportivos, restaurantes-recreos y carpas, cantantes como Max Castro o Dina Páucar siguen teniendo su público como la chicha –con nuevos grupos y cantantes— también tienen el suyo.

El huayno se hace electrónico

Es verdad, con «Chacalón» comenzó a perfilarse un nuevo estilo de cantar y tocar la cumbia peruana. Por eso, aquellos músicos criollos del género tropical sintieron que, en el fondo, Lorenzo Palacios estaba cantando un nuevo tipo de huayno, con el agregado de la percusión caribeña pero con un gemir casi genético que se le escapaba del alma. De ahí que lo llamaran peyorativamente «cantante chichero». No obstante, fue «Chacalón» quien le puso a la chicha el aliento de barrio serrano, del cerro cholo y también le dio un himno a todos los migrantes de la urbe: en el tema «Soy provinciano», que pertenece a Juan Rebaza, y que por esos enigmas y argucias que tienen los músicos aparece como autor el mismo «Chacalón»,  este dice: «Soy muchacho provinciano,/ me levanto muy temprano,/ para ir con mis hermanos,/ a trabajar…/ No tengo padre ni madre,/  ni perro que a mí me ladre,/ sólo tengo la esperanza,/ de progresar…». Era un himno reivindicativo y un lamento de un destino inmisericorde. De esta manera y no de otra, su cantó prendió en el corazón de su pueblo y de ahí que los promotores y locutores acuñaran esa famosa frase que se entonaba a los gritos en cuanto ‘chichódromo’ se presentaba Lorenzo Palacios: «Cuando canta Chacalón, bajan los cerros». Y cuánta verdad había en aquella sentencia.

En los años ochenta, el Perú retorna a la democracia luego de 12 años de dictadura militar. Surgen nuevos íconos y aparecen otras tendencias. El clima de libertad se siente también en las zonas marginales, que con la llegada de Alfonso Barrantes a la alcaldía metropolitana de Lima, sectores siempre marginados se ven representados en sus más amplias aspiraciones. En la sierra, al contrario, el clima violento impuesto por Sendero Luminoso genera un desplazamiento masivo a las urbes. Es a partir de esa época que «Chacalón» consolida su estilo. Sus temas «Por ella la botella», «Viento», «Sufrir, llorar para qué» y la ya famosa «Soy provinciano» le otorgan una popularidad inusitada. Hacía buen tiempo se había separado del Grupo Celeste y formó otros conjuntos como El Súper Grupo hasta encontrar los acompañantes adecuados –‘su mancha’ como él decía– para integrar «La Nueva Crema», el grupo que lo encumbró como a nadie.

Entonces se muda del cerro de San Cosme e inaugura su casa en el complejo residencial Los Incas en el barrio de Santo Cristo. El grupo graba para el sello Horóscopo de Juan Campos y después el mismo «Chacalón» crea su sello porque le advirtieron que los empresarios chicheros lo estaban estafando. Hoy, su viuda Dora Puente reconoce que el cantante jamás ganó una fortuna, como aseguraban algunos. Por el contrario, afirma que los que hicieron dinero con él fueron los empresarios que lo manejaron. El propietario de la promotora El Pacífico, Juan Ortiz Ñauri, el ya mencionado Juan Campos del sello Horóscopo y los dueños de la Promotora Markahuasi. De Víctor Casahuamán, el director del «Grupo Celeste» la señora dice que este lo explotaba y que lo hacía cantar a diario con una paga miserable. Dora Puente asegura que al momento de morir «Chacalón» sólo dejó deudas, por lo que tuvieron que vender las combis, el auto de uso personal y la casa de Los Incas. Hoy, la viuda de «Chacalón» habita en una modesta vivienda en San Juan de Lurigancho, casa que le compraron sus tres hijas que siguen viviendo en los EE.UU.

La fortuna que jamás existió

Paco Pajuelo, su amigo y guardaespaldas, recuerda que a partir de 1984 había actuaciones todos los días. Luego comenzaron las giras y llegó la fama. No obstante, niega que «Chacalón» organizara sus propias fiestas y él mismo invirtiera en cerveza. Al contrario, él sólo ganaba por cantar y ese dinero servía para mantener a su organización artística de 12 personas. Cierto que vivía en los fastos de la popularidad pero que aquello lo obligaba a donar, obsequiar y reconfortar a los menesterosos que lo seguían. Por algo no era amigo del animador Augusto Ferrando quien lo invitaba a su programa de Panamericana Televisión, y su mundo, aunque se fue agrandando hasta convertirse en una mega estrella de la canción popular, en el fondo no era un ser feliz –secuelas traumáticas de su infancia hubiera afirmado un sicólogo— a pesar de que lo reclamaban en Bolivia y también en Ecuador y hasta tuvo oportunidad de actuar para la colonia peruana residente en Nueva York.

Lorenzo Palacios, sin embargo, era un tipo calmo y de vida familiar. Ya tenía siete vástagos e hizo todo lo posible para que sus hijas residan en los EE.UU. Ahora, algunos podían decir que tenía dinero y que la prosperidad le sonreía. Que fue cierto que invirtió en autos y las combis para que trabajen en el servicio urbano. Pero marcado por ese estigma del pobre, el dinero se le iba como agua entre los dedos. Por eso para muchos resulte extraño que un día se le ocurrió ingresar a estudiar cosmetología junto a su esposa –«Sabes, era para no perder el tiempo porque yo sólo trabajaba por las noches», me contó– y al tiempo era ya un señor peluquero. Poseía también un diploma de sastre y él mismo mandaba a diseñar sus trajes. Todos eran brillantes, con lentejuelas, de colores chillones. «Así se viste mi pueblo» decía y seguía acumulando trabajo y amigos, los de verdad y esos que se chupaban su plata. El ambiente que frecuentaba, paradójicamente, él mismo lo había construido y entonces no podía escapar del alcohol y de las vedettes y los hampones que se aprovechaban de su fama.

Ahí comenzaron los problemas familiares porque la prensa amarilla hablaba que a «Chacalón» lo habían visto en restaurantes y hostales con una y con otra. Además, como reconocería después la esposa, muchos de sus amigos sólo estaban cerca de él porque el hombre tenía dinero y hasta le hacían firmar documentos cuando «Chacalón» estaba ebrio. Guillermo de la Riva, su amigo desde la niñez, recuerda que todos le decían que deje ciertas amistades y que no frecuente ciertos lugares de mala reputación. «Chacalón» no hacía caso. Nadie se explicaba por qué había cambiado tanto y ya no era ese hombre generoso que oía a sus verdaderos amigos y estaba atento a su vida familiar. Cierto, la factura que luego le pasó la fama fue cruel porque en ese tiempo aparecieron otros grupos más jóvenes con igual arraigo masivo. Los Shapis, Vico y su grupo «karicia», y el «Grupo Alegría» del gran Alín y otros más y que no sólo tocaban muy bien sino que habían introducido mejores arreglos e instrumentos electrónicos que nadie sospechaba su hubieran podido utilizar en este tipo de música. Entonces la competencia se hizo dura y había que dar la batalla.

Cervecita, licor amargo

Todos están de acuerdo que era en las fiestas de «Chacalón» donde la gente consumía más licor. Según el mismo De la Riva, un domingo en una fiesta se vendía mil docenas de botellas de cerveza. Los otros grupos no llegaban ni a la mitad. Pero otro aspecto era cierto: cada vez había que estar a la vanguardia porque los jóvenes habían comenzado a «rockear» o «salsear» los ritmos chicheros y habían ganado nuevos públicos. Entonces, la Lima de los provincianos vivía para la música y la insurgencia del sector informal se fusionó a este movimiento. Las playas de estacionamiento del Centro de Lima los fines de semana eran convertidas en salas de baile y otros locales dedicados sólo al negocio folclórico tuvieron que modernizarse, cambiar de equipos porque aquella música que había patentado «Chacalón» se había vuelto del gusto masivo, había invadido toda la capital y hasta el mundo académico, el intelectual y los políticos se preguntaban qué estaba pasando.

Don José Irei, el dueño de Radio Inca, recuerda que cierta vez le preguntó a «Chacalón» por qué en sus fiestas todos bailaban con los dedos en punta. «Chacalón» le confesó que era porque todos querían demostrar que portaban navajas o cuchillos. Y no le faltaba razón, esa fanaticada de avezados, drogados y ebrios y a punto de los diablos azules sacaban sus cuchillos frente al escenario y se cortaban los brazos en señal de compromiso con su ídolo. Una cosa de locos, decía Irei quien cuenta ahora que sus seguidores, aunque parezca mentira, han aumentado. «En el tanque que está sobre el cerro San Cosme la gente llega en peregrinación, rezan frente a varias imágenes –fotos y dibujos– del cantante y hasta le piden milagros».

«Chacalón» contaba que la gente pobre pero honrada tiene en este país dos únicas misiones: «La chamba y el vacilón. No hay más. Si no chapamos para nosotros la mitad de cada una estamos fregados. Hay que saber, hay que encontrar el secreto para chambear contentos. Uno no puede sacrificar la chamba o la pendejada. Tenemos que agarrar la mitad de cada uno. Porque uno puede tomarse su trago, puede jaranearse, puede tener un montón de mujeres, aunque yo siempre digo: hay que tener tres canales como máximo, pero tienes que sacarte la mugre trabajando para darte esos lujos. Si no, agarramos, formamos nuestra banda y nos ponemos a asaltar bancos». Esa era su filosofía. Por eso, desde el estrado, él metía un carajo cuando comenzaban las broncas y más parecía un sacerdote. Por eso para muchos era «Papá Chacalón». Y así lo llamaban porque siempre estaba demostrando que se trataba de un ser sencillo y humilde. «Trabajo con mi gente en lugares pitucos o en mercados de unos asentamientos humanos. No me hago problemas. Yo pude quedarme en los Estados Unidos. Pero estoy aquí, con mis cholos. Yo soy fanático del Alianza Lima y del Señor de los Milagros. Por eso soy feliz porque tengo un chupo de ahijados».

Era sabio, a su manera, que dos meses antes de morir presentó en un baile a su hijo José María como su sucesor. En ese entonces el chico apenas tenía 12 años y hasta hoy sigue cantando sin mayor fortuna como un fantasma que sólo hace extrañar al ídolo. Otro de sus hijos, Juan Carlos salió malo y hace unos años fue liquidado por la policía cuando robaba un auto. «Chacalón» fue sabio a su manera que el mismo preparó su entierro como si fuera una fiesta. Querido como ninguno, esa tarde del 26 de junio de 1994, dos días después de su muerte, la multitud, su gente, lo dejó arrebatada para siempre en su última morada. Lloraban y se cortaban y borrachos tropezaban como una danza demoníaca que hasta hoy no acaba.

——–

[1]          Matos Mar, José. Desborde popular y crisis del Estado: el nuevo rostro del Perú en la década de 1980. Perú Problemas. IEP. Lima 1984.

(2]          Sobrenombre que se le da a los niños que viven por su cuenta y tienen que alimentarse con lo que roban. Hoy se les suele llamar «pirañas».

[3]          Revista «Festival», número 6, publicada por IDESI. Lima, julio de 1989.

[4]          La institución «Coliseo» –suerte de carpa de circo— fue el primer escenario artístico para los artistas provincianos. Famoso fue el coliseo Manco Cápac en los años 40 y el coliseo Nacional en los 50.

[5]          Carlos Iván Degregori, «Huayno, chicha: el nuevo rostro de la música  peruana». IEP. Lima, 1997.

[6]          «El achoramiento» deviene del término «choro» [ladrón] y que a su vez se deriva del lunfardo argentino «chorro» de igual implicancia.

[7]          Wilfredo Hurtado Suárez. «La música y los jóvenes de hoy: los hijos de la chicha» En «Lima, aspiraciones, reconocimiento y ciudadanía en los noventas. Carmen Rosa Balbi, editora. Fondo Editorial PUCP. Lima 1997.

(Texto tomado del libro PROVINCIANO SOY – Historias de la cumbia peruana, que se publicaran en el 2013)

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Habemus Papam desde Chulucanas, Piura, Perú

Lee la columna de Edwin A. Vegas Gallo

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Por Edwin A. Vegas Gallo

El hoy Papa de la Iglesia Católica, León XIV, forjó su vocación social cristiana, como misionero, entre 1985 a 1986, en la entonces Prelatura de Chulucanas, Piura, Perú; con su mentor agustiniano Juan MC Nabb, siendo su canciller de la entonces creada Catedral de Chulucanas, con área pastoral en las provincias andinas de Ayabaca, Huancabamba y Morropón.

Con apenas 30 años, en estas tierras andinas piuranas, con mucha escasez de economía, fraguó su carácter y personalidad.

Escasez, por cierto, resultado de la mala ejecución de la reforma agraria y de la economía hiperinflacionaria del primer gobierno del extinto García.

Es en ese lustro, que el futuro León XIV, conviviendo con la desigualdad social, la pobreza, pero con mucha esperanza y alegría con el tondero y cumananas de Chulucanas, los “bocadillos” de Ayabaca, con la fiesta del Santo Patrón de Ayabaca, que se acercó a la Rerum renovarum (1891, época de la revolución industrial), del papa León XIII, de quién ha tomado su nombre.

En mi época de estudiante de secundaria (1967), estudiamos la Rerum renovarum, que significa “cosas nuevas”, o “de los cambios políticos”. Es una carta abierta dirigida “a los obispos y catedráticos universitarios, para acercar la iglesia a la ciencia, abordando la dimensión social, especialmente las condiciones de los trabajadores con derecho al trabajo y al salario justo, pero reafirma está encíclica papal, su apoyo al derecho de la propiedad privada.

Un acápite no menos importante, de Robert Prevost Martínez, nombre secular del ya LEÓN XIV, es su grado obtenido en Ciencias Matemáticas y que ha desempeñado docencia en las ciencias exactas, amén de crear el centro de formación de Chulucanas.

Incluso con el Papa Francisco, comentando su Laudato si y como buen científico, hizo una crítica al hiper consumismo y al rol de los ultrarricos en el cambio climático, sin tomar en cuenta los límites de los recursos naturales.

Es de esperarse que este Papa, con actividad pastoral en Piura, Trujillo y el Callao, que se ha alimentado material y espiritual de las iglesias andinas piuranas, se construya un Perú, más unido con amor, esperanza, democracia y el mejor homenaje que se le puede hacer a LEÓN XIV, es que los políticos se dejen de politiquería absurda y barata y se acerquen más a la social democracia, con cambios políticos serios, para evitar la tragedia del bien común de esta generación y de las futuras.

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Robert Prevost, el papa de orígenes migrantes

Nombrado este mediodía como León XIV, el nuevo papa es un claro ejemplo de las migraciones en todo el mundo.

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Todas las sangres. Nacido en Chicago, Estados Unidos, y también DNI peruano desde el 2015, Robert Prevost, hoy bautizado como León XIV, se muestra contrario a la política de Donald Trump al pretender cerrar las fronteras de su país a los migrantes, pues él en carne propio es un claro ejemplo de que nadie debe de ser mirado o juzgado por sus raíces.

Su padre fue Louis Marius Prevost, un ciudadano de ascendencia francesa e italiana, mientras que su madre fue Mildred Martínez Prevost, de procedencia española. En 1982, Robert se nombró como sacerdote y tres años después dejo los Estados Unidos para viajar al Perú, país donde ejercería como obispo hasta el 2023. Ese mismo año el papa Francisco lo nombre como cardenal.

Así, su durante su primer discurso convertido en León XIV, le dedicó unas breves palabras en español a su querida Chiclayo al Perú, pues pasó más de dos décadas difundiendo la palabra de Dios en ciudades como Chiclayo, Trujillo, Lima e Iquitos.

“Si se me permite, también un saludo a todos aquellos, y en modo particular a mi querida Diócesis de Chiclayo, en Perú”, mencionó ante la multitud de fieles que se habían congregado en la plaza de San Pedro.

Con su nombramiento la Iglesia Católica ha querido dar un mensaje de apertura y renovación, pues se trata del segundo papa en la historia no europeo, abriendo la posibilidad para que todos los cardenales aptos puedan convertirse en el nuevo representante de Dios.

“El obispo no debe ser un principito sentado en su reino. Está llamado auténticamente a ser humilde, a estar cerca de la gente a la que sirve, a caminar con ellos, a sufrir con ellos”, fueron las palabras de Prevost antes de convertirse en el papa número 267.

Con esto, León XIV continuará el camino de su predecesor al defender a los migrantes y caminar junto a ellos y no permanecer desde una posición privilegiada.

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Ronderos de Pataz exigen inmediata justicia por la muerte de 13 trabajadores de La Poderosa

Comunidades además se muestran en contra de suspensión por 30 días de las actividades mineras.

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Alzaron su voz de protesta. A través de un comunicado, la Central Única Provincial de Rondas Campesinas de Pataz, se ha mostrado en contra de las medidas adoptadas por la presidenta de la República, Dina Boluarte, al querer suspender por 30 días la actividad minera en Pataz.

En su comunicado indican que esa medida no será una solución efectiva contra la criminalidad, “sino una maniobra para desviar la atención de los verdaderos responsables del saqueo de nuestro oro y de la masacre de 13 jóvenes, cuyas muertes siguen impunes”.

Ante ello, le exigen al Gobierno Central las siguientes medidas:

  • Justicia y verdad para los 13 jóvenes
  • De suspenderse la actividad minera, también debería de suspenderse la actividad artesanal, así como la pequeña y mediana minería.
  • No más persecución a los mineros artesanales.
  • Salida inmediata de las Fuerzas Armadas y de la Policía de sus comunidades.

Ese comunicado es firmado por las bases ronderas de Pataz, las comunidades campesionas, las asociaciones de mineros artesanales y el pueblo organizado. Finalmente, indican que convocarán un paro provincial indefinido de no mediarse una solución.

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¡Vaticano eligió a papa con DNI peruano! Cónclave nombró a Robert Prevost como nuevo representante de Cristo en la tierra

Cardenal protodiácono francés Domenique Mamberti anunció para los miles de fieles la famosa frase “habemus papam”.

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Al promediar las 11: 20 de la mañana (horario del Perú) una tenue fumata blanco finalmente emergió de la estufa de la Capilla Sixtina, señal inconfundible de que el Cónclave cardenalicio había elegido al nuevo sucesor de San Pedro. En tercera oportunidad, luego de las tres fumatas negras, la Iglesia Católica tiene a León XIV como el papa número 267, tras el sensible fallecimiento de su predecesor Francisco, el primer papa argentino en toda la historia.

Alrededor de 250 mil asistentes que se congregaron en la Plaza de San Pedro escucharon las primeras palabras del nuevo pontífice.

“La paz sea con todos”, inició su discurso el santo padre ante una multitud que esperaba ansiosa desde varias horas su aparición en el balcón.

Sobre Robert Prevost, el papa León XIV

Nacido en Chicago (Estados Unidos) el 14 de setiembre de 1955, en el año 2015 obtuvo la nacionalidad peruana. Se ordenó como sacerdote en el año 1982 y posteriormente fue destinado a trabajar en la misión de Chulucanas (Piura) del 1985 al 1986. Un año después viajó a los Estados Unidos para ser el director de las misiones de la Provincia agustiniana “Madre del Buen Consejo”. En 1988 regresó al Perú para ser enviado a la misión de Trujillo, laborando cerca de dos décadas en nuestro país.

En el año 2014, el papa Francisco lo nombra obispo y administrador apostólico de Chiclayo.

Fuente: Reniec.

Cuestionamientos

En el año 2023 el sacerdote de Chiclayo, Eleuterio Vásquez Gonzáles, fue denunciado por presunto abuso sexual infantil ante el Ministerio Público y el Obispado de Chiclayo. La denuncia fue en abril del año 2022 cuando estaba como arzobispo Robert Prevost, quien se mantuvo a cargo de esa diócesis desde el año 2015 hasta marzo del 2023. A Prevost se le critica por no tomar acciones contra esa denuncia, indicando que en ese momento que no existían las pruebas suficientes para culpabilizar a Vásquez Gonzáles, archivando su caso.

Los retos del nuevo papa

Tras la elección del mensajero de Dios, este tendrá una dura tarea para recuperar o atraer nuevamente a la fe católica a millones de personas que han visto últimamente escándalos de agresión sexual por parte de algunos de los más altos representantes del Vaticano. Asimismo, tendrá que dar a conocer la postura que tendrá su ministerio, si será conservador o tendrá una visión más abierta con relación a las nuevas generaciones. ¿Continuará con la ideología de inclusión del papa Francisco o se inclinará por reforzar la doctrina católica?

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Docentes contratados de la UNSAAC denuncian violación de derechos laborales y exigen cumplimiento de la Ley 32171

La arqueóloga Mildred Fernández denunció los abusos y las vulneraciones que se viene comentiendo en la gestión del rector Eleazar Crucinta en la UNSAAC.

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En una contundente conferencia de prensa realizada esta mañana en la ciudad de Cusco, la arqueóloga Mildred Fernández, vocera del colectivo de docentes contratados de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), denunció una serie de vulneraciones a los derechos laborales y humanos por parte de la autoridad universitaria, en el marco de la aplicación de la Ley 32171.

La Ley 32171, promulgada el 21 de noviembre de 2024, autoriza de manera excepcional el nombramiento de docentes contratados como profesores auxiliares y asociados, sin exigir requisitos adicionales a los ya establecidos en la norma. Sin embargo, según Fernández, la UNSAAC implementó un proceso de nombramiento a través de un concurso público, contraviniendo lo dispuesto en dicha ley.

El colectivo intentó establecer diálogo con la universidad, pero fue rechazado, por lo que optaron por recurrir al Poder Judicial. La respuesta fue favorable: se emitieron 23 sentencias de amparo y dos medidas cautelares que paralizaron el concurso, además de dos sentencias de acción popular que declararon nulas las resoluciones universitarias que contradecían la ley.

Pese a ello, la autoridad universitaria emitió en febrero de 2025 la Resolución CU-152-2025, que excluye de los procesos de evaluación a los docentes que tengan procesos judiciales en curso contra la institución. Esto, según Fernández, constituye un acto de “persecución, amedrentamiento y discriminación”. Como consecuencia, 27 docentes fueron retirados de sus funciones, pese a que ya se encontraban dictando clases.

Fernández también denunció la participación de un pequeño grupo de docentes contratados que actuaron como opositores en los procesos judiciales, sin éxito, ya que el Poder Judicial falló a favor del colectivo.

Finalmente, anunció que, tras la presión legal, la universidad emitió el Comunicado N° 17-2025, en el que se compromete a convocar al Consejo Universitario para discutir la implementación efectiva de la Ley 32171. Fernández hizo un llamado a la comunidad universitaria y a la ciudadanía a mantenerse vigilantes para evitar una nueva vulneración de derechos.

“El Poder Judicial nos ha dado la razón. Exigimos respeto a nuestros derechos y que se cumpla la ley tal como fue promulgada”, concluyó Fernández, antes de ceder la palabra al asesor legal del colectivo.

El boicot

Durante la conferencia de prensa ofrecida esta mañana por el colectivo de docentes contratados de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), en defensa de la Ley 32171, se produjo un incidente con la irrupción de cuatro docentes nombrados.

Este grupo interrumpió el evento alegando que sus propios derechos también estaban siendo vulnerados y que no existían plazas disponibles para nuevos nombramientos en la universidad. La presencia y el accionar de estos docentes, aparentemente vinculados a la autoridad universitaria, fue interpretada por los organizadores como un intento deliberado de boicotear la conferencia.

Docente nombrada de la UNSAAC que intentó boicotear la conferencia.

El colectivo denunció que esta acción se suma a una serie de actos de amedrentamiento y persecución contra los docentes contratados que defienden la implementación íntegra de la Ley 32171. Según indicaron, dicha norma reconoce el derecho al nombramiento excepcional sin exigencias adicionales, derecho que consideran vulnerado por las autoridades de la UNSAAC.

Aquí el texto completo de lo mencionado por Mildred Fernandez en la conferencia del caso UNSAAC.

«Señores periodistas, muy buenos días, gracias por haber escuchado nuestro llamado, gracias por estar aquí, quiero empezar esta conferencia con voz fuerte y Clara,

Diciéndole a la autoridad universitaria basta de violar los derechos humanos fundamentales, basta de marginar, basta de estigmatizar a nosotros los docentes contratados de la UNSAAC que defendemos la ley 32171.

Dicho esto, señores periodistas pongo en su conocimiento los siguientes hechos:

1.- El jueves 21 de noviembre de 2024 fue promulgada la Ley que autoriza excepcionalmente el nombramiento de los docentes contratados en las universidades públicas para las categorías de profesores auxiliares y profesores asociados, Ley N° 32171.

2.- Dicha ley en su Art. 2 establece los requisitos para que los docentes contratados se acojan a la mencionada ley.

2.1) Los docentes contratados en las universidades públicas que se acojan a la presente ley deben acreditar a la entrada en vigor de la presente ley lo siguiente:

a) Experiencia en docencia universitaria y/o en el ejercicio profesional no menor de 5 años.

b) Vínculo laboral hasta el semestre académico 2023-2.

c) Adjudicación de una plaza por concurso público.

Dicha ley en su Art. 2, numeral 2, dispone para el nombramiento excepcional queda prohibida toda exigencia adicional que no esté establecida en esta ley.

3.- La referida ley en su Art. 3, nombramiento por categorías, establece dos categorías de la siguiente forma:

a) Para el nombramiento en la categoría de profesor asociado, el docente debe tener siete años o más de experiencia en docencia universitaria, consecutiva o alternada y contar con el grado de doctor.

b) Para el nombramiento en la categoría de profesor auxiliar, el docente debe tener un mínimo de cinco años de experiencia en la docencia universitaria y/o en el ejercicio profesional, consecutiva o alternada, y contar con el grado de maestro.

4.- Pese a la claridad de la presente ley, la autoridad universitaria de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), dispuso la realización de un concurso incumpliendo totalmente la disposición de la Ley 32171, so pretexto de una autonomía universitaria.

5.- El colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, buscó el diálogo con la autoridad universitaria, el que fue negado manifestándonos que el poder judicial se encargará de darnos la respuesta.

6.- Al ver vulnerados nuestros derechos constitucionales y, consiguientemente, derechos humanos fundamentales como el derecho al trabajo y a la igualdad, nos hemos visto obligados a entablar una denuncia penal por abuso de autoridad en contra de la autoridad universitaria, asimismo, planteamos medidas cautelares, acciones de amparo y acciones populares.

7.- El Poder Judicial ha dado la razón al colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, es así que el Segundo y Sexto Juzgado Civil – sede central, de la ciudad de Cusco, ha otorgado la admisión de dos medidas cautelares paralizando el ilegal concurso, camuflado en el supuesto cumplimiento de la Ley 32171, convocado por la autoridad universitaria de la UNSAAC, en fecha 18 de diciembre de 2024.

8.- Así también, el Poder Judicial de Cusco ha sentenciado, a favor, de los miembros del colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, siendo 23 las sentencias de acciones de amparo, disponiendo y declarando que el Consejo Universitario de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco al emitir la Resolución N° CU-629-2024-UNSAAC, de fecha 18 de diciembre de 2024,  ha vulnerado los derechos fundamentales al trabajo y a la igualdad, asimismo, declara inaplicable la resolución referida, en aplicación de la Ley 32171.

9.- El poder judicial ha sentenciado dos acciones populares a favor del colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, declarando fundadas las demandas de acción popular interpuestas en contra de la UNSAAC, por ende se declara nula y sin efecto legal la resolución que aprueba los lineamientos y cronograma para la aplicación de la Ley 32171, que autoriza excepcionalmente el nombramiento de los docentes contratados de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, desde la vigencia de dicha disposición, es decir, en efectos retroactivos y generales para todos los involucrados en dicho nombramiento.

10.- En respuesta a todas estas acciones legales, en defensa de la Ley 32171, la autoridad universitaria ha emitido la Resolución N° CU-152-2025-UNSAAC, en la que, en un acto de persecución, de amedrentamiento y violación de derechos humanos la autoridad universitaria, en el literal segundo de dicha resolución dispuso que los docentes que tengan conflictos judiciales con la institución ante el Poder Judicial o el Ministerio Público no serán considerados en dicho proceso de evaluación.

11.- Al amparo de esta resolución discriminatoria y atentatoria a los derechos humanos han sido retirados 27 docentes contratados de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, pese que ya se encontraban dictando clases por tres semanas.

12.- Asimismo, informamos a la opinión pública a través de ustedes señores periodistas que un minúsculo grupo de docentes contratados de la UNSAAC, cual felipillos, a favor, de la autoridad universitaria presentaron oposiciones a nuestras demandas judiciales, asimismo se presentaron como litisconsorte en muchos de los procesos, pero el poder judicial nos ha dado la razón, anulando el concurso ilegal que venía haciendo la autoridad universitaria.

13.- El Poder Judicial a través de las sentencias y resoluciones ha dado la razón al colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, por lo que la autoridad universitaria, recientemente, en fecha 01 de mayo del presente, ha lanzado el Comunicado N° 17-2025, indicando que convocará a Consejo Universitario para ver las medidas de implementación de la Ley 32171.

14.- Por último, pedimos a la comunidad universitaria y a la ciudadanía que estén alertas en el desarrollo del proceso convocado por la autoridad universitaria de la UNSAAC que hasta el momento nos ha discriminado, violando nuestros derechos humanos fundamentales como es el derecho al trabajo y a la igualdad, al haber intentado, so pretexto de la Ley 32171, politizar dicho nombramiento excepcional.

Los miembros del colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la ley 32171.

Señores periodistas agradezco su presencia, agradezco ese fino gesto de ustedes de acompañarnos en nuestra lucha por eso sin miedo digo y que la autoridad universitaria escuche a los miembros del colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la ley 32171, ¡siempre estaremos de pie y nunca de rodillas…!

Gracias señores periodistas dicho esto cedo la palabra al doctor Bravo para que también le dé algunos alcances legales respecto a este proceso».

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Nuevo aeropuerto Jorge Chávez recién iniciaría operaciones medio año después

De acuerdo al MTC, el 1 de junio recién entrará en funcionamiento el nuevo aeropuerto.

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¿Será la fecha definitiva o habrá que esperar hasta fin de año? Mucho más que un dolor de cabeza viene resultando el inicio de las operaciones del nuevo aeropuerto Jorge Chávez, trayendo consigo un malestar por parte de los conductores debido al intenso tráfico generado en la avenida Morales Duárez, así como las complicaciones al momento de querer ingresar al aeropuerto.

Al respecto, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) ha anunciado que el próximo 1 de junio finalmente se dará inicio a las operaciones del nuevo aeropuerto.

«El aeropuerto actual va a estar vigente hasta el 30 de mayo a las 23:59. Va a haber un periodo de doce horas, las primeras doce horas del 1 de junio, va a estar cerrado el aeropuerto, tanto el actual, como este. No va a haber operación aeronáutica. Y a partir de la 12 del mediodía del 1 de junio, este aeropuerto toma el total de operaciones de las aerolíneas en nuestro país, tanto nacionales como internacionales».

Es así que el nuevo aeropuerto, a partir del mediodía del 1 de junio, asumirá la totalidad de las operaciones aéreas, tanto nacionales como internacionales, explicó el titular del MTC, Raúl Pérez-Reyes.

Es importante mencionar que esta transición implicará una serie de reprogramaciones de vuelos que las aerolíneas comunicarán a sus pasajeros. Por ello, el MTC y los actores de la industria trabajarán para minimizar el impacto, estableciendo exenciones en horarios y adaptaciones rápidas, especialmente durante la primera semana.

Incluso, se instalarán luces portátiles en ciudades como Piura, Cajamarca y Ayacucho para permitir operaciones nocturnas y facilitar la reprogramación de vuelos cancelados durante el cierre.

El ministro resaltó que esta transición con un cierre temporal es una práctica común en aeropuertos que se trasladan a nuevas ubicaciones.

Ministro de Transportes informa que el 1 de junio operará el nuevo aeropuerto. Foto: Gobierno.

Se alista “marcha blanca” a partir de quincena de mayo

Asimismo, se indicó que se realizará una «marcha blanca» (operación de prueba con vuelos limitados) a partir de la quincena de mayo.

«Aproximadamente, hacia la quincena de mayo, vamos a iniciar una marcha blanca con un número pequeño de vuelos controlados que nos van a permitir ir viendo cómo los servicios se van prestando y haciendo los ajustes», precisó Pérez Reyes.

Pérez Reyes también destacó los significativos beneficios del nuevo aeropuerto en comparación con el actual. Mientras el terminal existente tiene una capacidad para 15 millones de pasajeros al año, el nuevo aeropuerto arrancará con una capacidad de 30 millones y en menos de un año alcanzará los 40 millones. 

El nuevo terminal es descrito por el ministro como «mucho más grande, más espacioso, más cómodo, sin duda moderno, sin ninguna duda».

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Cualquier cosa menos fútbol en el Mundialito de El Porvenir

Evento ‘deportivo’ tuvo que ser suspendido debido a conatos de bronca entre jugadores y espectadores.

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Don Marcelino, victoriano de la ‘vieja guardia’ me comentó indignado y molesto ayer por la noche: “El Mundialito de El Porvenir ya no es como antes, se ha vuelto un negocio nada más”. En efecto, en esta ocasión al septuagenario vecino de La Victoria le doy toda la razón.

A inicios de la década de 1950, tres amigos (Mario y Emilio Chávez y Jorge Falla), todos ellos de La Victoria, se animaron a realizar un torneo de fútbol callejero en las pistas de su querido vecindario, convocando a doce equipos y teniendo como trofeo una lata de café que en su interior guardaba un poco de dinero recaudado (otros indican que el premio fue la pelota de fútbol con la que disputó ese primigenio torneo).

Setenta y cinco años después, ese torneo creado por amigos, inspirados en el fabuloso mundial de Brasil 1950, se ha convertido en un lucrativo negocio para los vecinos que cuentan con viviendas colindantes a la cuadra 6 del jirón Parinacochas, alquilando sus balcones y azoteas hasta por 300 soles dependiendo del partido que se dispute; esa cifra podría incrementarse mientras más se avanza en el torneo.

En un ambiente donde los vendedores ambulantes esperan la aglomeración de los propios y extraños que paulatinamente van llenando tribunas improvisadas, los equipos se enfrascan en un juego donde lo último que pegan es la pelota. Golpes, patadas, empujones, agresiones verbales, invasión de las hinchadas, lanzamiento de botellas, todo eso ocurre ante la mirada de la Policía que poco puede hacer para contener a las masas. Increíblemente desde el 2018 la Municipalidad de La Victoria la considera como “patrimonio cultural deportivo” dicho evento, normalizando los actos violentos que regularmente se registran.

Lo peor de todo es que algunos medios escritos y televisivos continúan calificándolo como “fiesta”, “evento deportivo”, “la esencia del fútbol en su forma más pura”, intentando romantizar justamente las falencias que vienen arrastrando el fútbol peruano desde hace décadas: el poco profesionalismo en todos los ámbitos del denominado ‘Deporte Rey’.

Foto: archivo Renzo Salazar/GEC.

Resulta curioso que semanalmente esos mismos periodistas deportivos critiquen el torneo local, condenando las terribles condiciones que se encuentran las canchas de fútbol, las agresiones a los árbitros, los comentarios racistas, la poca preparación de muchos jugadores que justamente salieron de esos ‘barrios picantes’, pero que traten de manera diferente todo lo que ocurre en el Mundialito de El Porvenir. ¿No es que quieren cambiar la realidad del fútbol peruano o solo lo dicen para quedar bien? Más coherencia.

Y pensar que algunos califican como ‘fútbol macho’ un agarrón hasta que el jugador rival caiga al suelo. Foto: archivo GLR.

Coincidentemente este año la semifinal y final del Mundialito tuvo que suspenderse debido a la invasión de un hincha que agredió a un jugador, lo que ocasionó que las barras invadan, una vez más, la cancha. Fue así que la Comisión de Justicia del Mundialito decidió cancelar el encuentro.

“El campeonato lo hemos suspendido en salvaguarda de la integridad física de los miles de asistentes. No podíamos continuar porque había riesgo, porque los ánimos estaban alterados. Hubo reclamo generalizado, la gente invadió el campo, y en previsión de que pueda haber un conato o una bronca”, aseguró el presidente de la Asociación del Mundialito de El Porvenir, Alfredo Franco Quispe, en conversación con América Televisión.

Y pensar que años atrás pasaron figuras del balompié peruano como Hugo Sotil o Teófilo Cubillas en esas pistas. Ahora, los encuentros consisten en agarrones, empujones, tacles, agresiones, patadas y puñetes. Más parece el lugar ideal para que bandos contrarios tengan una excusa para agredirse mutuamente. Eso, definitivamente no es fútbol.

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¿Trabajadores o esclavos? A propósito del Día del Trabajador

Qué tanto hemos avanzado a nivel de condiciones laborales en el Perú.

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El 22 de junio del año 2017 dos jóvenes fallecieron en la galería Nicolini, en el Cercado de Lima, imposibilitados de poder escapar de un contenedor donde eran encerrados para que cumplan sí o sí su larga y extenuante jornada laboral.

En diciembre del año pasado, Vilma Marveli Zeña Santamaría, dueña del local donde fallecieron los dos jóvenes, había presentado ante el Tribunal Constitucional (TC) un recurso de agravio constitucional exigiendo una verdadera motivación en  la resolución expedida por la Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, la misma que la condenaba a 15 años de pena privativa de la libertad por ser la autora de los delitos de trata de personas y esclavitud agravada. Finalmente, el TC declaró fundado el recurso (Sentencia 1759/2024), ordenando a la mencionada sala que emita un pronunciamiento debidamente motivado.

Este caso da pie a revisar las condiciones laborales que muchos nacionales y extranjeros se encuentran sometidos en la actualidad. Bastaría darse una vuelta en los denominados “emporios” comerciales del Mercado Central o Gamarra, donde muchas veces las personas tienen que laborar más de 12 horas continuas en diminutos almacenes, fuera del contacto de la luz solar, recibiendo por ello un poco más del sueldo mínimo.

Algo que destacar en lo dicho por el TC en el citado caso es la distinción entre “explotación laboral” y “laborar en pésimas condiciones laborales”. De acuerdo al alto tribunal, cuando se refiere a explotación laboral “no existe el consentimiento del explotado debido a que su autonomía de la voluntad se encuentra coaccionada mediante amenazas de violencia física o psicológica, o a través de cualquier otra forma analógica de intimidación”; en tanto, laborar en pésimas condiciones (el caso de jovi Herrera Alania y Jorge Luis Huamán Villalobos, de 20 y 19 años, respectivamente, los jóvenes fallecidos) el subordinado sí brinda su consentimiento a trabajar en dichas condiciones.

Aunque en la realidad muchas empresas ofrecen pésimas condiciones laborales, observándose muchas veces actitudes casi gamonalísticas de los empleadores hacia sus trabajadores, de acuerdo al TC, es finalmente el trabajador quien termina aceptando “voluntariamente” someterse a ese tipo de trato.

El tema de fondo sigue siendo una deuda pendiente desde hace muchos años: ¿quién podrá cambiar esas malas prácticas laborales? Desde el TC se ha formulado una delgada línea de diferenciación entre explotación y condiciones laborales, lo que en la vida laboral muchas veces termina por confundirse en grises a favor del empleador.

En la rama del derecho existe el Decreto Legislativo n.° 728, lo que significa un compendio normativo de los derechos de los trabajadores en sus distintas modalidades de contratación, las obligaciones de la empresa, la promoción laboral, etc., sin embargo, eso más se aplica cuando estamos hablando de un trabajador formal, aquel que ha celebrado un contrato de trabajo.

Está de más mencionar que cerca del 70 % de trabajadores se encuentra en el mercado informal, muchos de ellos trabajando de manera independiente o ambulatoria, apartados de la regulación tributaria y laboral. Es ahí donde el Estado y los gobiernos distritales deben de centrar su atención cuando de fiscalización se refiere. En teoría, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL) es la encargada de la inspección y fiscalización laboral, pero muchas veces su misión se queda reducida a un pequeño sector y esto se debe a almacenes similares al de Nicolini operan de manera clandestina.

Dos jóvenes perdieron la vida dentro de la galería Nicolini. Foto: El Peruano.

A modo de conclusión

Seguramente este jueves 1 de mayo cientos de miles de personas continuarán trabajando en “pésimas condiciones” pues no tienen otra alternativa (y porque su jefe le ordena a no faltar) ya que empieza un nuevo mes y tienen que pagar el alquiler de la habitación, la luz, el agua, el colegio de los niños, al banco, etc., y es más que probable que otros jóvenes terminen muriendo absurdamente en almacenes pre fabricados, en algún rincón de una oscura galería, porque “voluntariamente” así lo desean.

Nadie, en su sano juicio, quiere trabajar ante el rigor inhumano de un empleador abusivo, lamentablemente muchos ciudadanos terminan cayendo en el oscuro mercado informal laboral.

Las leyes están hechas para un mundo donde todos trabajan formalmente, sin embargo, en la práctica ocurre una serie de abusos cometidos por sujetos que solo piensan en lucrar.

Hace falta mayor vigilancia dentro del área de fiscalización de las municipalidades, como por parte de Indeci y la propia Sunafil, para que de alguna manera se reduzca la tasa de informalidad.

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